IMPORTANTE: ¡Libertad condicional!

No nos lo podíamos creer. Al llegar al hospital por la mañana, ¡Pilar estaba sin sonda! Hoy ha comido como nunca, con hambre y ganas. Ya no tiene más que un pequeño sensor en el pie, pero nada que entre y salga de su cuerpecito como Pedro por su casa.

Ya estamos preparados. Con toda probabilidad y, si no hay contratiempos, podremos irnos mañana. Ojo, los médicos no nos dan un alta en plena libertad. Es como una "libertad condicional" o un "arresto domiciliario": de hecho, se llama "alta domiciliaria". Vamos a casa, pero nos tienen muy restringidas las visitas, y vienen dos o tres veces por semana para vigilar su evolución. Más o menos debemos estar como hemos estado en el hospital, es decir: sólo con papá y mamá, pero ahora, en casa.

Ya no hay que aguantar ruidos de máquinas ni gente extraña dando vueltas por ahí -sin contar a los papás de Aleix, que cuentan como amigos, por supuesto-. Es una libertad condicional que vamos a disfrutar encerrados en la infinita libertad del hogar.

Pilarita, ya tienes todo preparado en casa para acogerte. No sabes lo que hemos deseado tus papás este momento. BIENVENIDA, PILAR. ¡Hasta mañana!