Si, Pilar. Hoy, 31 de mayo, vienes con papá y mamá a casa; por fin. Ya ha pasado todo. Ya puedes estar segura y tranquila en tu verdadera casa. Tu increíble historia, a los nueve meses de tu minúscula existencia, comienza su vida fuera del hospital.
Ahora estás en el mundo como lo hubiera estado cualquier ser humano con una historia normal. Pero tú, Pilar -no lo olvides nunca- eres un milagro. Estos tres meses tan complicados has tenido la mano de Dios muy cerquita que te ha ayudado junto a tus papás y toda la gente del hospital para darte cariño y ayudarte a llegar a tu segundo nacimiento como cualquier otro niño, pero con un poquito más de experiencia.
Ahora tienes nueve meses de vida, lo que un niño normal tiene cuando nace. Pero tú te has adelantado a la vida para adelantarnos a nosotros y dar un ejemplo al mundo de que, siendo muy pequeños, podemos hacer cosas muy grandes.
Es difícil de imaginar la sensación que nos corrió por el cuerpo a tus papás cuando nos dieron la noticia. En un instante nos pasaron por la cabeza mil cosas; mil imágenes y mil momentos. La primera de todas: un agradecimiento infinito a todos los que han rezado movido por este blog o por el simple conocimiento de tu milagro: el pequeño milagro de Pilar.
Tú has venido a este mundo para hacer cosas grandes, Pilar; las vean los demás o no. Tus primeros meses de vida son ejemplo de lucha y esperanza para muchas personas; los primeros, tus papás. Tú nunca recordarás los pinchazos que te han dado, que te han dolido y te han hecho llorar. No recordarás que pesabas poco más de un kilo cuando cogiste una infección que te dejó apagada y con el cuerpo gris, y a tus padres con el alma en un puño. No recordarás nunca que naciste con un vigor fuera de lo normal y que lo perdiste durante una semana que tuvo a tus papás temblando de miedo y en la que te pusieron a tí -y se pusieron ellos mismos- en manos de Dios.
No recordarás que te sacaban sangre del talón apretándotelo durante minutos interminables para sacar apenas diez gotas que sirvieran para hacer un análisis que te salvaría la vida unas horas más tardes. No recordarás que te pinchaban un primer antibiótico y después otro y después otro, y te incomodaba cuando entraba por la vena. No recordarás que con una manita tuya apenas abarcabas la uña de un dedo tus papás. No recordarás que pasaron tres horas pinchándote, intentando encontrar una vena servible, y que al final tuvieron que encontrarla en tu pequeña cabecita. No recordarás nada de esto, pero es el carácter luchador con el que has nacido y que forjará tu manera de ser en este mundo.
Lo que sí recordarás -porque te lo diremos tus papás- es que debes mucho a mucha gente que te ha tenido en su corazón día y noche para que tú hoy puedas estar en casa como si estos tres meses no hubieran existido. Pero han existido. Y son tres meses que van condicionar en todo tu carácter y lo que hagas en la vida.
Ahora empieza todo, Pilar. Verás qué bien lo pasamos.
Tus papás.
P.D.: Gracias a todos. A los médicos, enfermeras y auxiliares del Vall d'Hebrón (no hay sitio en el blog para nombraros uno a uno); al doctor Méndez, a los profesionales que primero atendieron a Pilar en el Hospital General. A nuestras familias. Gracias Carol por no fallar ni un día con los 'tappers' de la cena, lo tuyo sí que es un ejemplo. Gracias a los abuelitos y a los tíos -catalanes, navarros y neoyorquinos-. Gracias a los primos y primas de Pilar. Gracias a los amigos de los papás, a los amigos de los amigos de los papás, a los amigos de los tíos y de los abuelitos, a los colegios que tanto habéis rezado por Pilar. A los nuevos amigos que nos habéis conocido gracias a Pilar. Gracias a Marta y David (papás de Aleix). Gracias a los que no conocemos en persona. Nos gustaría daros las gracias cara a cara; uno por uno y una por una.
Nos acordamos especialmente de todos los niños que nos han acompañado en esta aventura y que aún no han salido del hospital. También nos acordamos de los que sí han salido, pero directos al Cielo, y de sus papás. Nos acordamos de Ashley, que salió como Pilar hace dos semanas y que ahora ha tenido que reingresar porque no respira del todo bien.