Pilar no es una niña común, esto lo sabemos desde el día que nació. Pero es que a su lado todo es extraordinario y divertido, todo son descubrimientos, sorpresas, saltos, bailes y alegrías; aunque también tiene carácter, por supuesto y sus hermanitas lo saben bien.
El día a día de Pilar está lleno de emociones
desde que despierta hasta que se acuesta. Cada mañana se levanta cantando o
hablando, generalmente sobre lo que vive el día anterior. Lo mejor de todo es que
habla o canta indistintamente en catalán, castellano o inglés. Es más, se
entiende incluso con Nino, la señora que nos ayuda en casa, ¡hablando en
georgiano!
Cuando llega a la cocina para el desayuno pregunta
si hay cereales y leche -lo que suele haber siempre-, y luego pregunta qué tipo
de cereales: “¿choco?, ¿gallina turuleca?”, dice refiriéndose a los Choco Crispies o a los Corn Fleaks. Hay días especiales en los que
hay “bizco” para desayunar.
Después llega la lucha por las bambas. Para el
cole lleva las de los “gallos”, por el dibujo que tienen, pero ella pide las “ñubalans”. Es más, algún día ha
conseguido irse con las “ñubalans” al
cole por despiste de papá. Después está la batalla por no llevarse al
bebé al cole. Tiene un bebé pequeñito (bautizado con el nombre de “Muñeco”) que
le regaló la tía María de Pamplona y casi no se separa de él. Por cierto, ahora
tiene ropita nueva que le ha regalado la abuelita Isabel por su cumple. ¡Gracias
abuelita!
María sigue los pasos de Pilar y cada día está más guapa.
De camino al cole le gusta que papi le ponga la
canción de Chitty Bang Bang o canciones de Miliki. Luego sale disparada hacia
la clase encantada de la vida, y siempre mandando un beso a la figurita de la
Virgen María antes de llegar a clase. Parece ser que en clase no pasa
desapercibida. Aprende y mucho, porque en casa nos canta “la castañera”, “los
patitos”, “un barquito de cáscara de nuez”, “cumpleaños feliz”.
En casa no para de moverse, de hacer puzles,
cantar, leer libros… y luego recogerlos. Ah, y cada día come mejor y de todo,
le encanta la pizza. Cuando salimos a la calle, siempre con el patinete de la
tía Gelu o con la bici. Tanto María como Pilar son muy aficionadas a las dos
ruedas, aunque alguna vez la velocidad y el equilibrio no acompañen y provoquen
algún que otro chichón.
Pilar también está muy pendiente de la pequeña
Cristinita y avisa a los papás cuando llora o incluso cuando tiene fiebre.