lunes, 11 de marzo de 2013

Una llegada inolvidable


A las 07.15 de esta mañana de domingo, 10 de marzo, (aún no han pasado 24 horas), María ha comenzado a sentir contracciones. Al ser una mamá primeriza, no sabíamos si sería algo común dentro de los casi seis meses de gestación. Por si acaso, yo me he ido a la ducha correindo, por si el día se complicaba. 

Mientras tanto, María ha llamado a su hermana Ani, que ya tiene experiencia en embarazos y nos ha dicho que llamáramos inmediatamente al Dr. Méndez, ginecólogo de María, quien nos ha mandado directos a urgencias del Hospital General de Cataluña, a menos de 5 minutos de casa. Allí han comenzado las frases inquietante de los médicos: “tiene tres centímetros de dilatación”, “ponedle corticoides”, “ponedle sulfato de magnesio”… Después, las escuetas explicaciones en medio de un ajetreo que hacía intuir que algo no iba bien: “parece que va a dar a luz en minutos u horas como mucho -nos decían-, estamos intentando madurarle a marchas forzadas los pulmones y el cerebro. Está en la semana 26 y cada minuto que ganemos al parto es un gran paso”.

A los pocos minutos han llegado los padres de María, hermanos, sobrinos... María estaba en la sala 5 de dilatación. A las 10.00 me han hecho salir de la habitación para ponerle la epidural. A esa hora ya teníamos un ejército de oraciones desde Cataluña, Navarra y Nueva York. Alguno incluso estaba rezando desde la propia basílica del Pilar, nombre que ya teníamos decidido para nuestra primera hija. 
Infección en la bolsa amniótica

A las 12.00 del mediodía el parto se ha vuelto inminente. El Dr. Méndez ha decidido romper la bolsa amniótica de la que ha salido la primera sospecha de la causa del adelanto: un olor extraño a infección.

Durante este corto periodo de tiempo, los médicos habían coordinado ya al servicio de Pediatría para atender a Pilar en el mismo momento del parto. Debido al riesgo de un parto con menos de sies meses, no hemos dudado en la decisión de bautizar a Pilar en cuanto los médicos nos lo permitieran.

Todo preparado a velocidad de vértigo

En el quirófano todo estaba preparado. Yo me he puesto el pijama en una pequeña cabina al estilo Supermán y he salido corriendo a acompañar a María. Me he quedado a su izquierda durante el parto. Recuerdo tres momentos de especial esfuerzo y dolor para ella, son los que todos tenemos en la cabeza con las palabras “empuja, empuja”. Al momento me he asomado y he visto que dentro estaba una cabecita con un poquito de pelo que intentaba salir de María. En el tercer empujón, Pilar ya estaba en el mundo separada de mamá.

Pilar luchó por salir para vivir

Ha sido cosa de cinco segundos lo que ha costado sacarla y llevarla a una mesita en la que los pediatras empezaban a ponerle tubos en el cuerpecito chiquitín de Pilar. Cuando la han estabilizado, cosa de tres o cuatro minutos, hemos preguntado qué tal estaba: sólo nos decían que los pediatras estaban en ello, pero que, ante el riesgo, ya era el momento de bautizarla. El Dr. Méndez me ha acercado una jeringuilla de plástico con algo de suero. La he cogido, me he acercado a Pilar con el pulgar derecho y haciéndole la señal de la Cruz en la frente la he bautizado. Sobra explicar lo que pasa por la cabeza de un padre recién estrenado que, nada más ver a su hija, se ve en la situación de bautizarla. Ya sabemos que si hubiera pasado algo antes de poder bautizarla, Dios se la habría llevado a su Gloria igual, pero así, si pasa algo, ya se la mandamos “con papeles”.

Resulta que Pilar estaba sufriendo ahí dentro, y que, por lo que sea, algo le hacía saltar fuera hacia la vida para no morir. Sabía que no aguantaría allí mucho tiempo y ella misma se ha rebelado para vivir. De momento lo ha conseguido.

A las pocas horas Pilar estaba estable y su mamá mejor. En vista de su estado, hemos decidido el traslado al Vall d’Hebron, donde trabaja María y donde conoce cómo funciona todo, aunque nos pille algo más lejos de casa. Pero antes de trasladarla hemos querido pasar un momento a estar con ella. María apenas la había visto (estaba en cama) y Pilar está ahora envuelta en plata con muchos cablecitos que le salen.

Viaje al Vall d'Hebron

Al poco ya estábamos despidiéndonos de Pilar para su segundo viaje importante del día. Cinco minutos después de despedirla hemos visto salir el helicóptero del helipuerto del RACC (a escasos metros del Hospital General). El cuidado técnico y humano con el que se ha trasladado a Pilar ha sido realmente de película. Ni María ni yo nos hemos montado nunca en un helicóptero, Pilar nos ha adelantado también en esto.


Una vez en Vall d’Hebrón, hemos conseguido estar los tres juntos abajo, en la UCI de Neonatología. Allí hemos acariciado a Pilar, aunque nos dicen que es mejor abrazarla (con las palmas, por lo pequeña que es) con algo de presión y seguridad que hacerle caricias, porque los movimientos firmes y con presión imitan mejor su hábitat uterino.

Al fin y al cabo, le quedaban tres meses y poco ahí dentro. La enfermera veterana que está hoy al cuidado de Pilar se llama Montse y nos ha explicado con todo detalle cómo va a ser la vida de Pilar en su segunda casa fuera de mamá. Nos ha contado como tocarla y nos ha introducido en la experiencia “Canguro”. Aún no hemos podido experimentarla, pero consiste en que a María y a mí nos ponen una especie de “peto” muy ceñido en el que Pilarita se quedará pegada a nuestra piel, donde podemos incluso dormirnos. No debemos estar a otra cosa más que a ella. Notará si no les hacemos caso; si estamos entretenidos con el móvil… lo notan todo. Así que lo primero que notará, en cuanto podamos cogerla, será muchísimo cariño.

Nos costará mucho agradecer toda la atención y rezos de tantos familiares, amigos y profesionales. De momento, lo hacemos poniéndoos al día de todo lo que sucede a esta preciosa niña que ha llegado al mundo con algo de prisa y con muchísimas ganas de vivir.

En esta foto, el brazo en alto de una luchadora.

La mano de Pilar agarrando el pulgar de papá.
(es una foto en oscuridad y la calidad no es buena)




5 comentarios:

  1. Felicidades, pareja me alegro muchísimo. Y oa deseo lo mejor a los 3.

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  2. Me ha encantado leer esta historia. El Señor esta con vosotros.

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  3. Ánimo familia! Desde Tarragona nuestras oraciones y las de toda nuestra familia y amigos que se han unido a los rezos por vosotros y por esta preciosa Pilar que os han mandado desde el Cielo. Un fuerte abrazo Fernando, Xenia (y los peques Oscar y Elena)

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  4. Fernando Irigoyen20 de marzo de 2013, 9:40

    Chema,
    acabo de dar con tú blog!!
    Qué gran don os ha dado Dios con Pilarica.
    Mucho ánimo en estos momentos muy felices, pero seguro que duros también!!

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  5. Animo, lo peor ha pasado. Con tantas oraciones y vuestro cariño ira todo bien
    Juan

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